28 de Marzo de 2017

COLUMNA DE OPINIÓN DE JOSÉ ARAOS EN EL MOSTRADOR | ¿ES POSIBLE UN PLAN DE MONITOREO DE ALUVIONES?

Señor Director: Las particulares características tectónicas y climáticas de nuestro país, dicho de otra forma, la presencia de la cordillera de los Andes y la interacción del macizo andino, con las zonas de altas y bajas presiones instaladas en la zona central y sur de Sudamérica, junto con variables meteorológicas de escala local, le confieren […]

Señor Director:

Las particulares características tectónicas y climáticas de nuestro país, dicho de otra forma, la presencia de la cordillera de los Andes y la interacción del macizo andino, con las zonas de altas y bajas presiones instaladas en la zona central y sur de Sudamérica, junto con variables meteorológicas de escala local, le confieren un alto dinamismo a los sistemas de vertientes, es decir, a las laderas de los cerros que de menor a mayor elevación, configuran el margen oriental del relieve nacional. Es en estos sectores donde el clima, principalmente la oscilación térmica en altura y las precipitaciones, entre otros factores, han erosionado las rocas, desprendiendo materiales, que transportados por la acción de la gravedad y el agua, posteriormente rellenaron las cuencas intermedias.

Los aluviones representan un claro ejemplo de estos procesos de escala geológica, llevados a un escenario temporal de pocos días o incluso horas. Estos flujos masivos de barro que arrastran y transportan diversos materiales por una cantidad importante de kilómetros, son capaces de modificar el relieve y en el proceso generar importantes daños a la población, además de la lamentable pérdida de vidas.

El historial de aluviones en Chile es extenso, solo para ejemplificar, durante la década de los 90, las regiones de Antofagasta, Coquimbo, Metropolitana y de Magallanes se vieron afectadas por este tipo de eventos naturales, desde el año 2000 en adelante las regiones de Arica Parinacota, Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Metropolitana, Bío Bío y Magallanes igualmente han sufrido los efectos de aluviones de distinta magnitud. Para prácticamente la totalidad de estos eventos dos factores claves fueron los gatillantes de su ocurrencia: Precipitaciones intensas y ascenso altitudinal de la isoterma cero.

Del anterior desglose se desprende, por una parte, que actualmente contamos con una extensa base de datos referente a la situación posterior a la ocurrencia de aluviones. Las lecciones aprendidas deben obligatoriamente integrarse a los procesos de planificación urbana, con objeto de eliminar el impacto de los riesgos naturales asociados a la interacción relieve-clima, sobre la población.

Por otra parte, progresivamente, los sistemas de pronóstico meteorológico han mejorado, siendo capaces de estimar, hasta con 48 horas de anticipación, la ocurrencia de precipitaciones intensas y la posible variación altitudinal de la línea que divide las precipitaciones liquidas de las sólidas.

Este último punto es trascendental, pues representa una componente fundamental de lo que debería ser un Sistema de Monitoreo Aluviones.

Las experiencias vividas en Chile, demuestran que si bien somos capaces de conocer la situación ex ante y ex post frente a la ocurrencia de un aluvión, aún existe cierta desconexión respecto de la transmisión de información a la población, además de falencias en la respuesta que los organismos encargados del manejo de emergencias debieran otorgar, particularmente, en la crítica etapa previa al desarrollo de un aluvión.

La implementación de un Sistema de Monitoreo de Aluviones, precisamente debería apuntar a identificar y corregir las fallas que existen en el proceso de alertar y organizar a los ciudadanos respecto de la ocurrencia de este tipo de eventos naturales. Para lograr esto no es necesario partir de cero, iniciativas como el Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur o el Centro Sismológico Nacional, entre otras, indican que es posible la traducción de los resultados de la investigación científica y complejos sistemas de monitoreo a un lenguaje comprensible.

La difusión de información y educación referente no solo a los aluviones, si no que otros riesgos naturales, también representa un proceso clave en el proceso de incorporar a la vida diaria de la población la información procedente de un sistema de monitoreo, en esta dimensión también ya existe territorio ganado, a modo de ejemplo se puede citar el Centro de Investigación para la Gestión Integrada de Riesgos Naturales, el Centro de Investigación en Vulnerabilidades y Desastres Socionaturales, además de otras iniciativas como el grupo Emerciencia Chile (presente en la red social Facebook), una organización de científicos desarrollada por científicos, orientada a intercambiar, analizar y discutir investigación referida a los riesgos naturales, para entregar información desde la ciencia a la sociedad.

Más allá de la discusión sobre la recurrencia de aluviones, y su posible o no, relación con el cambio climático, es necesario considerar que estos eventos naturales son propios de la evolución geomorfológica del relieve, y gran parte de los centro habitados del País, así como sus actividades económicas, pueden verse afectadas por su ocurrencia. De esta forma la necesidad de contar con un Plan de Monitoreo está claramente expuesta, representa no solo una necesidad País, sino que además una oportunidad única de probar como la interacción entre la ciencia y el gobierno, pueden llevar a buen puerto el manejo de emergencias, salvaguardando la seguridad y el bienestar de la población.

José Araos E.
Académico Departamento de Geografía
Universidad Alberto Hurtado

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