29 de Agosto de 2011

Los desafíos a la reunificación de China y Taiwán

Por ISABEL RODRÍGUEZ
"Una nueva variable que es la interdependencia económica [...] A partir de este nuevo hito ocurrido el año 2010, se concluye que no hay variables relevantes que permitan proyectar un conflicto armado entre China y Taiwán".

Por M. Isabel Rodríguez A.

Académica del Departamento de Ciencia Política y RR.II.
Introducción del artículo “Los desafíos a la reunificación de China y Taiwán: la Ley Antisecesión (2005) y el Acuerdo Marco de Cooperación Económica (2010)“, publicado en la Revista Brasileira de Política Internacional – RBPI, número 1 del Volumen 54 (1/2011), pp. 105 – 124.

Introducción

El presente artículo tiene por objetivo analizar el problema de la reunificación entre la República Popular China y Taiwán en la última década, en el marco de dos hitos: por un lado, la promulgación de la Ley Antisecesión del 14 de marzo de 2005 y, por otro, la firma del Acuerdo Marco de Cooperación Económica el 30 de junio de 2010. Este problema de la reunificación, que se inicia desde la huida del gobierno nacionalista chino a la isla en 1949, se mantiene vigente hasta la actualidad como un conflicto sin solución y en statu quo por tres razones que consideramos en este análisis: en primer lugar, por la intransable no renuncia de parte de China continental a recuperar la soberanía sobre Taiwán, y con ello, la constante amenaza del uso de la fuerza militar; en segundo lugar, por el proceso taiwanés de construcción de soberanía interna, westfaliana e interdependiente; y, en tercer lugar, la interdependencia económica entre Taiwán y China.

En este contexto, analizaremos el escenario actual del problema de la reunificación desde dos perspectivas teóricas de la disciplina de las Relaciones Internacionales. Primero, desde el realismo, donde la Ley Antisecesión muestra los códigos de relevancia de los temas de la política tradicional de los Estados: territorio y soberanía. Y segundo, desde el liberalismo, específicamente, desde la perspectiva de la interdependencia compleja de las relaciones económicas que impulsan dinámicas de cooperación e integración entre los Estados, siendo el mejor ejemplo la firma del acuerdo económico de 2010. Asimismo, ambos enfoques se aplicarán al concepto de soberanía utilizando el planteamiento de Stephen Krasner (2001) que diferencia distintos tipos de soberanía, como son: la legal internacional, la interna, la westfaliana y la interdependiente, con el propósito de comprender la existencia y funcionamiento de Taiwán como actor internacional entendiéndolo como un Estado de facto pero carente de soberanía legal internacional. De este modo, nuestro propósito es evaluar el nuevo escenario de las relaciones sino-taiwanesas y los desafíos que se presentan para avanzar hacia una reunificación, o bien, para avanzar hacia la independencia de la isla en un escenario post-acuerdo comercial.

En Relaciones Internacionales, el liberalismo parte de una visión positiva de la naturaleza humana y, por lo tanto, de la convicción que las relaciones entre Estados pueden ser cooperativas más que conflictivas. Dentro de este marco analítico, un eje de análisis que promueve la cooperación económica como dinámica favorable para la ausencia de conflicto es el liberalismo de la interdependencia, el cual enfatiza los lazos económicos a través del intercambio mutuo. Según este enfoque, cuando todos los actores, gobiernos y personas, se centran en el proceso de modernización, crecimiento económico y desarrollo, surgen bases favorables para la cooperación a largo plazo que pueden ayudar a disminuir las posibilidades de conflictos en otras áreas como puede ser la política y militar. Para explicar esta realidad, Keohane y Nye (1993) proponen el concepto de interdependencia compleja, que comprende tres características: primero, la existencia de relaciones entre Estados que ya no son solo relaciones entre los líderes de los Estados sino que hay relaciones entre distintos actores como son las transgubernamentales y transnacionales; segundo, hay un espacio propicio para las relaciones transnacionales fuera de los canales estatales, aquí por ejemplo, las relaciones entre empresarios reforzarían e incrementarían las relaciones comerciales; y tercero, las relaciones internacionales toman características de la política doméstica donde la fuerza militar ya no es lo más importante y sí lo son las habilidades de negociación y los temas no políticos.

En resumen, la modernización incrementa los niveles de interdependencia entre los Estados y promueve relaciones internacionales más cooperativas que se formalizan en acuerdos bilaterales o multilaterales garantizando reciprocidad y permanencia en el tiempo. Por lo tanto, estos acuerdos, son normas que regulan la conducta de los actores, predicen conductas y construyen una percepción positiva del otro y con ello la confianza mutua de las partes.

Por otra parte, el enfoque realista considera que los Estados defienden su interés nacional dentro de un sistema internacional anárquico con el objetivo de adquirir y ejercer poder (WALTZ, 1959, 160). En consecuencia, son los Estados las unidades primarias del sistema internacional que formulan estrategias y desarrollan capacidades para defender sus intereses y lograr la predictibilidad del actuar de los otros Estados (JACKSON & SORENSEN, 2003, 75). Es decir, los Estados actúan racional y defensivamente en función de su supervivencia, cuyo elemento fundamental es la preservación de la soberanía, para lo cual existe la posibilidad de formar alianzas, pero de carácter defensivo de acuerdo a esos intereses.

Por consiguiente, para el problema de la reunificación de China y Taiwán es posible encontrar estas dos tendencias claramente identificables. Una tendencia hacia la permanencia de principios realistas en la toma de decisiones y demandas por territorio y soberanía, siendo parte de esto también la política de alianzas como es el caso de Taiwán con un actor extrarregional, EE. UU. y, una segunda tendencia a la interdependencia económica, donde las relaciones económicas, principalmente los flujos de inversión, generan un proceso de regionalización que activa la cooperación y hace cada vez más costoso activar el conflicto político, proceso impulsado por la modernización económica llevada a cabo por la R.P. China en las últimas tres décadas. Ambos aspectos proyectados en un punto de tope, a saber, la indefinición de la soberanía de Taiwán.

Centraremos el análisis en cuatro aspectos que estructuran la división del desarrollo del artículo. Primero, revisaremos los antecedentes del proceso de separación de China y Taiwán y los principales hitos que han marcado la hasta ahora categórica no solución del conflicto; en segundo lugar, analizaremos la Ley Antisecesión del año 2005 y el rol de EE. UU. en el conflicto como factor de no solución; en tercer lugar, la importancia de la firma del Acuerdo Marco de Cooperación Económica en 2010 como punto que activa el diálogo entre las partes; y, en cuarto lugar, los factores políticos internos en Taiwán que ayudan al statu quo del conflicto pero que permiten reconocer la existencia de un Estado de facto que es parte de la comunidad internacional.

El análisis de estos cuatro aspectos nos permitirá sostener y concluir que las variables que han mantenido el conflicto en statu quo hasta ahora, se mantienen constantes a pesar de la promulgación de la Ley Antisecesión, y a su vez se suma una nueva variable que es la interdependencia económica, proceso que se ha formalizado en un tratado de libre de comercio. A partir de este nuevo hito ocurrido el año 2010, se concluye que no hay variables relevantes que permitan proyectar un conflicto armado entre China y Taiwán. Asimismo, el rol antes decisivo de EE. UU. en el conflicto ahora se neutraliza luego de la firma de este acuerdo formal de cooperación económica. Por lo que a partir de estos eventos, dos escenarios son posibles: avanzar hacia una reunificación, o bien, avanzar hacia la independencia de la isla.

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