Para la académica de la Universidad Alberto Hurtado, se ha visto, en las últimas encuestas, un aumento de la “positiva evaluación ciudadana al rol que han tenido las Fuerzas Armadas y de orden y seguridad en la crisis sanitaria”. Para ella, esta valoración ha sido producto del rol que estas instituciones han tenido en el control sanitario y por sus labores de ayuda y asistencia en diversos territorios.
“Esto podría hacernos pensar, que va quedando atrás todo el debate público que produjo el rol que éstas jugaron en el 18/10 chileno y su participación en el uso excesivo de fuerza y violación a los derechos humanos”, manifiesta Alejandra.
Estima, por otro lado, que la ambivalencia es parte de este rol que cumplen como institución. “Por un lado, tenemos una policía que reprime y castiga, al mismo tiempo que debe asistir, colaborar y ayudar a la ciudadanía. Las Fuerzas Armadas están llamadas a actuar en tiempos de guerra, pero deben asistir a zonas aisladas y o actuar en situaciones de catástrofes en tiempos de paz”.
La investigadora adjunta de IDEA argumenta que estos roles son mandatados y definidos por la Constitución y que representan “las dos almas de cada institución militar y policial”. Además, a su consideración, es este rol asistencial y de ayuda social el que mejor desarrollan las Fuerzas Armadas, como las Fuerzas del Orden y Seguridad. Este sería el fundamento de la confianza ciudadana respecto de ellas.
“Por tanto, no nos confundamos. El desafío que hoy enfrentamos respecto a nuestras instituciones militares y policiales requiere una evaluación integral de su rol y actuación y, por tanto, una reforma que se oriente a regular y controlar el uso que ellas hacen de la fuerza cuando buscan ejercer autoridad. Es este rol el que se aleja del orden democrático y del respeto irrestricto a los derechos humanos y que debe ser profundamente revisado en un nuevo pacto constitucional”, cierra Luneke.
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