Fuente: Canal Abierto
La reciente elección presidencial, que dio como ganador a José Antonio Kast con un amplio margen, marca un punto de inflexión en la política chilena. Por primera vez desde el plebiscito de 1988, un candidato abiertamente pinochetista alcanza la Presidencia de la República mediante el voto popular, consolidando lo que diversos analistas han caracterizado como una restauración conservadora por la vía democrática.
En este contexto, Alexis Cortés, director del Doctorado en Sociología de la Universidad Alberto Hurtado, fue entrevistado por Canal Abierto, donde abordó las claves del resultado electoral y los desafíos que enfrenta el progresismo tras la derrota.
Según explicó el académico, la derecha logró instalar la elección como un plebiscito entre continuidad y cambio del gobierno saliente, desplazando a un segundo plano clivajes históricos como democracia versus pinochetismo. En esa línea, señaló que el carácter comunista de la candidatura de Jeannette Jara quedó subsumido bajo esta lógica, lo que favoreció la estrategia electoral del sector conservador.
Cortés también puso el acento en el impacto del voto obligatorio y el surgimiento de un electorado menos ideologizado, más preocupado de cuestiones materiales y distante de los discursos tradicionales de la izquierda. A su juicio, una de las principales dificultades del progresismo ha sido su incapacidad para interpretar las aspiraciones de este nuevo elector, que ha adquirido un peso decisivo desde el retorno del sufragio universal.
Si bien la candidatura de Jara logró mejorar los resultados previos del sector, el académico advirtió que este crecimiento resulta insuficiente frente al avance de la derecha, que ha logrado conectar de mejor manera con amplios sectores del electorado. En ese sentido, sostuvo que la izquierda no puede esperar que un eventual desgaste del próximo gobierno la devuelva automáticamente al poder, sino que deberá reconstruir un proyecto político capaz de interpelar a las grandes mayorías.
El análisis de Alexis Cortés se inscribe en un debate más amplio sobre el escenario político que se abre tras la elección y los desafíos estratégicos que enfrenta el campo progresista en un contexto de profunda transformación del electorado chileno.
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