Este miércoles 11 de diciembre, en la Universidad Alberto Hurtado, Geo Saura, académico de la Universidad de Barcelona; Sebastián Ansaldo, investigador del Departamento de Periodismo de la UAH, y Cristóbal Villalobos, de la Universidad Católica, debatieron en torno a las preocupaciones sobre la transformación digital de la sociedad y como esta está expuesta a lógicas mercantilistas.
Hoy en día, se asume como un hecho que el futuro será digital. Desde hace dos décadas, la tecnología ha arraigado de tal manera en el día a día de la sociedad, que ya es prácticamente imposible concebir tareas cotidianas sin la ayuda de aparatos digitales. Desde actividades de ocio hasta las comunicaciones. Incluso más, la división del trabajo se transforma a pasos cada vez más agigantados, en un proceso de reestructuración social que se ha visto acelerado por la pandemia. En este contexto, donde lo digital y lo tecnológico son materias fundamentales para la sociedad, las preguntas más relevantes son las que relacionan a la sociedad con la tecnología: ¿La sociedad tiene incidencia en la creación y el desarrollo de tecnologías? ¿Qué tanto sabemos sobre el tema? ¿Cómo se enseñará todo esto a las siguientes generaciones que habitarán en un futuro donde el trabajo está condicionado por los avances tecnológicos?; estos temas fueron abordados por Geo Saura (Universidad de Barcelona), Sebastián Ansaldo (Universidad Alberto Hurtado), Cristóbal Villalobos (Universidad Católica) y el resto de los presentes.
La digitalización , si bien es un proceso necesario, y un desafío que tienen que enfrentar los diferentes países, comienza Geo en su introducción, también es un mecanismo que está expuesto al interés del sector privado. Empresarios cómo Mark Zuckerberg o Bill Gates promulgan narrativas para democratizar tecnologías tales como la inteligencia artificial; y aunque la sociedad pueda beneficiarse de esto en teoría, también en cierto que hay intereses comerciales entremedio. “El máximo defensor del Metaverso, también es su máximo inversor”, señala Geo.
La narrativa que manejan los entusiastas de esta “democratización” hacen ver como algo atractivo la digitalización de la sociedad; progreso, beneficio social, comodidad, etc. Pero, al mismo tiempo, la motivación de estos agentes es llevar las riendas del proceso de digitalización; entendiendo esta cuarta revolución industrial cómo una nueva articulación de la sociedad, esto significaría que, en última instancia, la agenda educativa, a nivel global, se sometería al intereses de los privados. “Aprender no será nunca cómo aprendíamos antes” es la declaración de Metaverso, señala Saura.
Luego de la presentación de Saura, Cristóbal Villalobos plantea que este nuevo escenario choca con un modelo educativo antiguo e inadaptado a esta realidad y sugiere que el ascenso de esta narrativa implica un cuestionamiento al sistema educacional vigente. “Por eso muchas de estas herramientas llegan directamente al estudiante”, sentencia Cristóbal, señalando que el rol del profesor, en esta nueva visión, se percibe como un intermediario cada vez menos necesario.
Por su parte, Sebastián Ansaldo, plantea la relevancia de incorporar análisis sobre lo material en estudios de plataformas: “generalmente se nos habla de plataformas como algo etéreo o invisible, como en las metáforas sobre la ‘nube’, pero en la infraestructura digital hay mucha materialidad, desde el trabajo, generalmente precarizado para entrenar y corregir sistemas de IA, hasta los data centers y su impacto ambiental. El trabajo de Geo es muy útil al hacer visibles estar materialidades, incluido el dinero y su flujo que finalmente se transforma en poder, lo cual también influye en elementos materiales relacionados a la desposesión e inequidad”.
En relación al establecimiento de un régimen de lo público que también se involucre en la creación de plataformas, se plantea que, si bien el sistema público es caracterizado por ser más lento, lo cual es incompatible con la vertiginosa rapidez con la cual avanza la ciencia tecnológica, asumir que el sector privado es la opción correcta por fomentar la rapidez de las cosas es una visión peligrosa. La lentitud del sistema público demuestra que, a la hora de decidir el camino que debe seguir nuestra sociedad, somos más bien pacientes; en tiempos de crisis política como los actuales esto puede parecer más un defecto que una virtud. Pero lo que está en juego acá no son solo unas ganancias a futuro para unos cuantos empresarios, sino el futuro mismo de todos nosotros. Dejar este proceso en manos de unos pocos motivados por intereses empresariales puede que sea la opción adecuada, más eficiente, como también puede que no sea la opción correcta, ya que ¿Cuál es el futuro que queremos habitar?; en todo caso, es algo que debe conversarse antes, tal como se hizo en este coloquio, en lugar de aceptar la primera respuesta que se ofrezca.