El académico Manuel Fuenzalida, del Departamento de Geografía de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAH, publicó un estudio que identifica patrones espaciales de contagio de COVID-19 en Santiago durante la primera ola de la pandemia. La investigación pone en evidencia cómo las desigualdades territoriales influyen en la propagación de enfermedades y entrega herramientas para diseñar políticas públicas más justas.
Publicado en la Revista Geográfica de Chile Terra Australis, el artículo Exploración de patrones espaciales de la primera ola de covid-19 en santiago de chile: un enfoque de autocorrelación espacial del Dr. Manuel Fuenzalida utiliza herramientas de análisis espacial para mapear la distribución de los casos activos de COVID-19 entre mayo y agosto de 2020 en el Área Metropolitana de Santiago (AMS). A través del índice de Moran y el análisis de clústeres espaciales LISA, el estudio evidencia que los contagios no se distribuyeron de manera aleatoria, sino que siguieron un patrón territorial asociado a factores sociales y económicos.
“Las áreas de ‘Alto-Alto’, que se caracterizan por una alta concentración de casos activos, podrían estar reflejando la presencia de vulnerabilidades sociales y estructurales, tales como alta densidad poblacional, menor acceso a servicios de salud o mayores dificultades para cumplir con medidas de aislamiento”, explica Fuenzalida en la publicación.
Los resultados muestran una autocorrelación positiva moderada a fuerte, con valores que oscilan entre 0,536 y 0,641. Esto indica que los casos tienden a agruparse espacialmente, especialmente en comunas con menor calidad de vida urbana, como San Miguel, Lo Prado, Pedro Aguirre Cerda y San Ramón, entre otras.
“Las comunas con un Índice de Calidad de Vida Urbana clasificado como ‘bajo’ o ‘medio bajo’ formaron parte de una mayor proporción de cuadrantes en el clúster ‘Alto-Alto’”, señala el estudio, sugiriendo que la dimensión territorial de la desigualdad fue un factor determinante en la propagación del virus.
El trabajo no solo aporta a la geografía de la salud, sino que subraya la necesidad de abordar futuras pandemias desde una perspectiva integral que incluya las condiciones socioeconómicas y demográficas del territorio. Como destaca el académico:
“El análisis de autocorrelación espacial es una herramienta valiosa que puede informar políticas y prácticas en salud pública, permitiendo una respuesta más eficaz ante futuras pandemias”.
Este tipo de investigaciones reflejan el compromiso de la Facultad de Ciencias Sociales con la producción de conocimiento riguroso y con impacto social. El estudio de Fuenzalida entrega evidencia relevante para entender cómo las desigualdades estructurales influyen en la propagación de enfermedades y constituye un aporte concreto para el diseño de estrategias de intervención más equitativas en salud pública.
Puedes leer Exploración de patrones espaciales de la primera ola de covid-19 en santiago de chile: un enfoque de autocorrelación espacial acá:
https://www.revistaterraaustralis.cl/index.php/rgch/article/view/216