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Opinión | ¿En qué momento se puso de moda ser de derechas?

Fuente: El Dínamo Está de moda ser de derecha. Hace un tiempo vemos como una serie de rostros nacionales e internacionales, han salido del clóset del silencio a manifestar abiertamente una posición de derecha. Y es que, a diferencia de ser de izquierdas, donde es posible ver a una serie de actores, músicos, animadores y […]

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Fuente: El Dínamo

Está de moda ser de derecha. Hace un tiempo vemos como una serie de rostros nacionales e internacionales, han salido del clóset del silencio a manifestar abiertamente una posición de derecha. Y es que, a diferencia de ser de izquierdas, donde es posible ver a una serie de actores, músicos, animadores y rostros, las personas de derecha han preferido un perfil bajo en materia política, disfrazado de apoliticismo. Y claro, cómo no. Es más fácil ser popular levantando las banderas de la inconformidad, la impugnación, el cambio, la igualdad y la justicia, que hacerlo para mantener las cosas como están.

En dictadura los rostros eran abiertamente de derecha. No bastaba dar opiniones muy explícitas, pero hacían la vista gorda de lo que ocurría: iban a fiestas al Confetti con Álvaro Corbalán, tenían eventos privados, callaban y ganaban dinero. Durante la transición la cosa cambió lentamente. Los rostros y artistas más comprometidos con la dictadura poco a poco fueron siendo relegados. La Concertación, con todos los cuoteos y negociaciones posibles, intentó construir una lectura oficial comprendida con mínimos civilizatorios: nombrar a la dictadura por su nombre (no gesta, ni pronunciamiento), asumir como país las violaciones de derechos humanos y un “nunca más”, comprometer la democracia y el respeto a los derechos humanos como valores fundamentales y universales, así como a la política expresada por mecanismos institucionales y medios pacíficos.

Más tarde se irían agregando otros elementos a una política de Estado en línea con compromisos globales en materias de democracia y participación, equidad de género, no discriminación, derechos sexuales y reproductivos, niñez, pueblos originarios, igualdad, etc.

Construir esos mínimos civilizatorios de la agenda “progresista”, fue un proceso lento que involucró una serie de elementos. Dado el cierre institucional y los límites de la transición, temas como el ministerio de la mujer, ley de participación, el convenio 169, el divorcio, el aborto en tres causales, la institucionalidad ambiental, entre otras, demoraron un par de décadas y salieron en la medida de lo posible. A nivel de educación tampoco se pudieron establecer cambios sustantivos en el currículo escolar, que permitieran la formación de una “ciudadanía” diferente.

Por el contrario, donde más hubo esfuerzos fue a nivel de “batalla cultural”. Así, la limitada “apertura” de la transición llegó a la música con Los Tres como la banda oficial, con directores de cine como Andrés Wood, poetas como Raúl Zurita y directores de televisión como Vicente Sabatini. De la mano de este último, TVN puso en masivas audiencias el proyecto de integración, diversidad y arcoíris del progresismo Concerta, mostrando problemas sociales, discriminación, desigualdad y memoria, contando de maneras livianas historias sobre chilotes, pascuenses, los obreros del salitre, monjas, gitanos, circenses, entre otros.

Más tarde, la incipiente politización chilena desde el 2006 y el 2011, impulsó aún más la agenda cultural. La crítica que los movimientos sociales instalaron tocaba también la ya agotada transición, la crisis política y el agotamiento de los partidos. Entonces en ese clima de época, la televisión, artistas y rostros fueron parte de esa politización. Posiblemente el más recordado sea Felipe Camiroaga, principal rostro de televisión, quien se mostraba favorable a los estudiantes y movimientos ambientales. Sin embargo, fue larga la lista de artistas, músicos y figuras televisivas. Incluso, recuerdo un video en el Jorge Hevia junto a Leo Caprile, Marcelo Comparini y otros, daba su apoyo a los estudiantes. Sí, Jorge Hevia, el mismo que trabajaba para DINACOS censurando contenidos en la dictadura.

Francesco Penaglia, académico del Departamento de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales.

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