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Sintesis Taller de Coyuntura Internacional, por Margarita Figueroa, ayudante del área de Relaciones Internacionales.

El pasado 28 de septiembre se celebró el Taller de Coyuntura Internacional: Europa en crisis y sus lecturas en América Latina. A continuación se expone un breve análisis de la discusión llevada a cabo en el taller. Elaborado por: Margarita Figueroa Sepúlveda, ayudante del área de Relaciones Internacionales del Departamento de Ciencia Política y Relaciones […]

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El pasado 28 de septiembre se celebró el Taller de Coyuntura Internacional: Europa en crisis y sus lecturas en América Latina.

A continuación se expone un breve análisis de la discusión llevada a cabo en el taller.

Elaborado por: Margarita Figueroa Sepúlveda, ayudante del área de Relaciones Internacionales del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales – UAH.

Taller de Coyuntura Internacional: Europa en crisis y sus lecturas en América Latina

El taller comenzó con la exposición de la profesora Beatriz Hernández, Doctora en Estudios Europeos de la Universidad Complutense y académica de la Universidad Diego Portales, quien realizó una contextualización y análisis de la situación actual de Europa en base a dos ejes: crisis económica y crisis migratoria y de refugiados.

La crisis económica comienza en los años ’90 con el estancamiento del crecimiento de las economías europeas y el decaimiento del Estado de bienestar en la región, las que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial habían experimentado un constante crecimiento y progreso social en base al desarrollo del Estado de bienestar. No obstante, los primeros atisbos de desaceleración económica durante la década de los noventa dan inicio al euroescepticismo entre los integrantes de la UE, como Francia quien comienza a dar signos de euroescepticismo a partir de 1992. De esta forma, el estallido de la crisis económica el año 2008 dio un fuerte golpe a las economías europeas demostrando lo débiles e interdependientes que eran, donde las principales economías periféricas como España, Grecia, Portugal e Irlanda se vieron más afectadas.

Grecia se presenta la principal víctima de la crisis declarándose en quiebra el año 2010, lo que da inicio a los sucesivos rescates por parte del Eurogrupo para sostener y salvar su economía. Aquello reveló lo débil que era la economía griega, la que para ingresar a la UE el año 2002 tuvo que acudir a la falsificación de sus estadísticas para cumplir con las exigencias que implicada ingresar a la UE. Tal acción provocó que esta entrase posteriormente en crisis y, en consecuencia, solicitar un rescate el año 2004.

La situación griega demostró a la UE que todavía faltaba por lograr una consolidación de la misma y que el Tratado de Maastricht, en su momento, no contempló dentro de su normativa la existencia de un banco de rescate que permitiese actuar más eficazmente ante situaciones de crisis económica como la de Grecia o España. Así, ante inexistencia de un organismo encargado del rescate de las economías es que la UE acordó la creación del “Pacto de Estabilidad” el año 2012 cual contempló las siguientes medidas: (1) exigencia de un techo máximo de deuda pública (60%), (2) Súper-comisario donde los países deben presentar sus presupuestos para ser aprobados por la Comisión, (3) creación de un fondo europeo de rescate y (4) sanciones económicas para aquellos miembros que no cumplan con la normativa.

Por otro lado, en canto a la crisis migratoria y de refugiados, a la cual la profesora Hernández realiza la diferenciación entre migrantes y refugiados, donde el primero refiere a un concepto más amplio que integra a los migrantes económicos, estudiantes de intercambio, migrante irregular y a los refugiados, entre otros, donde el concepto de refugiado implica obligaciones por parte de los Estados amparados en las diferentes convenciones internacionales.

La situación europea en tanto, se presenta como el gran desafío para la región europea hoy en día. Europa es receptora de migrantes provenientes del Norte de África y Medio Oriente, donde el 60% de la población árabe-musulmana va hacia la región. Se calcula que Europa posee alrededor de 8 millones de migrante, donde los principales países receptores de migrantes son España, Alemania, Reino Unido y Francia. Esta última en su territorio posee un 14% de migración total. Ante esta situación, la UE mediante la creación de FRONTEX ha regulado el transito migratorio y ha empleado la expulsión de aquellos que no cumplan con las exigencias para ingresar a la zona de la UE.

Sin embargo, la crisis humanitaria vivida en Siria desde el 2011 a partir del estallido de la primavera árabe, ha causado un importante desplazamiento de la población siria hacia Europa, debido a la insostenible situación que vive el país hoy en día. No obstante, por parte de la región europea existe un rechazo a la migración especialmente ideológico debido a que la mayoría de los refugiados son musulmanes, lo cual genera temor en la población por el eventual ingreso de grupos extremistas a los países europeos.

Por otro lado, y finalizando la exposición de Beatriz Hernández, el estallido de esta crisis de refugiados se presenta como un importante desafío para el mismo estado de bienestar europeo, el cual tiene la obligación de protegerlos al igual que a sus ciudadanos. Aquello, ha generado aumento del euroescepticismo dentro de la opinión pública europea, lo que tiene como consecuencia el ascenso de partidos de extrema derecha en países de la región (ej. Francia con el Frente Nacional y Gran Bretaña con el UKIP), así como el surgimiento de populismos de izquierda como en España con Podemos y en Grecia con Syriza.

Luego, la exposición de Anna Kowalczyk, Doctora en Ciencias Políticas de la Universidad de Salford de Manchester y profesora del área del Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado, planteó una lectura de la situación europea desde una visión sistémica bajo el enfoque centro-periferia. De esta forma, Europa y su actual crisis dan cuenta de una división centro-periferia entre los miembros de la UE, donde la introducción del Euro y la creación del Banco Europeo ayudaron atenuación de aquella condición. Así, el Banco Europeo se caracteriza por no responder a las condiciones de las economías periféricas de la zona UE, sino más bien, a los centros de la misma, principalmente a las exigencias de Alemania. Por ejemplo, ante la decisión de bajar o subir la tasa de interés, han existido ocasiones en que a los países periféricos por su condición económica les ha convenido subir la tasas de interés, mientras que Alemania le era necesaria una baja de las mismas, a lo cual el banco europeo ha respondido a las exigencias alemanas en detrimento de la condición de las economías periféricas.

Es por ello que la profesora Anna señala que la UE ha tendido a dividir Europa, donde las políticas de rescate se han caracterizado por su ausencia de democracia y escaso apoyo democrático de los ciudadanos europeos. De esta forma, realizando una comparación entre las economías de Europa y Chile, la profesora Anna se señala que tanto en Chile como en Europa la competitividad y crecimiento económico justifican el actuar anti-democrático. Asimismo, en la región europea como en el país sudamericano no existe una oposición lo suficientemente fuerte para oponerse a aquel enfoque de competitividad económico, lo cual ha generado que las economías extractivistas como la chilena, basada en su ventaja comparativa del Cobre, sea altamente vulnerable a los vaivenes de la economía global.

Por otro lado, el profesor Armando Di Filippo Magister en Ciencias Económicas de la Universidad de Chile quien además trabajo alrededor de 30 años en la CEPAL, realizó una lectura de la situación europea desde una perspectiva global de la economía mundial, caracterizada por el predominio de nuevos actores a nivel mundial como las Corporaciones Transnacionales cuyas actividades productivas de bienes o servicios se localizan en múltiples regiones del planeta, y agentes privados como las calificadoras de riesgo quienes evalúan y califican el nivel de estabilidad de los países con el objetivo de asegurar un buen ambiente para las empresas inversoras a nivel mundial, todo ello en detrimento de los Estados nacionales. Este nuevo contexto de capitalismo transnacional ha implicado un importante desafío para las economías nacionales, las cuales han perdido el control sobre las empresas transnacionales y especialmente sobre el capital financiero. Este último caracterizado por su independencia frente al control de los Estados y por su alta volatilidad, condición que fue la causa de la crisis económica del año 2008 iniciada en los EE.UU.

De esta forma, a nivel de la Unión Europea, la implementación del Euro significó un tránsito desde una enfoque keynesiano de la economía caracterizada por un importante rol del Estado mediante el gasto fiscal, el que permitió la consolidación de la democracia social y el Estado de bienestar europeo, hacia una visión monetarista, que se caracteriza por el predominio de la política monetaria por sobre la fiscal, especialmente, a través del uso de la tasa de interés como herramienta que permite regular y estabilizar la economía. A partir de la introducción del Euro los países incluidos en dicha zona, quedaron regulados por un solo banco central y una sola tasa de interés. La tasa de interés que se impuso resultó demasiado baja para los países de la periferia europea de acuerdo con sus tendencias históricas previas, y facilitó el endeudamiento privado y público. Por ejemplo, en la esfera pública las tasas de interés de los bonos gubernamentales a diez años siempre habían sido mucho más altas en Grecia, Portugal, España, Irlanda e Italia, de lo que eran en Alemania y Francia. A partir de la introducción del Euro esas tasas se nivelaron hacia abajo siguiendo la influencia sobre todo de la tasa alemana. Con ese bajo costo del crédito se hizo muy rentable endeudarse en el sector público y privado de la periferia europea. Los gobiernos obtenían recursos vendiendo sus títulos públicos a precios más altos y costos financieros más bajos, y los especuladores privados conseguían fondos a tasas de interés muy favorables. En la esfera privada, una muestra de estas tendencias fueron las burbujas inmobiliarias que proliferaron por dichos países.

Es así que ante el predominio de una economía global ampliamente desregulada, es que a nivel europeo se debe plantear una mayor regulación de las economías que permita a los Estados tener un mayor control sobre las condiciones de sus economías así como una mayor coordinación entre las economías europeas. Es así que la UE debe crear una unión fiscal que permite lograr tales objetivos de fiscalización estabilización de sus economías.

Por último, y como cierre del debate, Fernando Laiseca, Magister en Estudios Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y profesor de Derecho Internacional en la Universidad Alberto Hurtado, elaboró algunas propuestas para la consolidación del espacio europeo, como por ejemplo, la creación de partidos políticos europeos y no de carácter nacional, asimismo, que la UE se encargue de políticas concretas a nivel supranacional, como salarios, transporte, entre otros.

Por otro lado, plantea una armonización de las normas del Parlamento europeo frente a las debilidades que éste mismo presenta hoy en día. En la misma línea, señala una mayor generación y fomento de la identidad europea mediante el fortalecimiento de la enseñanza histórica de la región. También apunta a una mayor especialización de la acción comunitaria y un aumento en el presupuesto comunitario a un 2%.

Por último, dentro de la UE, debiesen existir discusiones en torno a cómo mantener el modelo de economía social ante estas nuevas condiciones sociales y económicas descritas al inicio del taller, y cómo mantener una política económica común en el ámbito fiscal. En tanto, la deuda que aún mantiene la UE es en el ámbito de la política exterior y defensa común, donde la principal crítica hacia la misma es que ésta carece de representar “una sola voz” en instancias internacionales, como Naciones Unidas, G-20, etc. Aquello se lograría mediante un mayor rol y acción de los representantes de la UE a nivel internacional.

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