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Tirúa: Nueva cartografía del agua delata cómo se pierde el recurso

Qué pasa si en una comunidad hay más árboles que personas y el consumo de agua de una familia es la misma que necesitan 12 eucaliptos. Eso ocurre en Curapaillaco, sector rural de la comuna de Tirúa. Un nuevo mapa realizado por alumnos de quinto año  del Departamento de Geografía de la Universidad Alberto Hurtado […]

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Qué pasa si en una comunidad hay más árboles que personas y el consumo de agua de una familia es la misma que necesitan 12 eucaliptos. Eso ocurre en Curapaillaco, sector rural de la comuna de Tirúa. Un nuevo mapa realizado por alumnos de quinto año  del Departamento de Geografía de la Universidad Alberto Hurtado describe en detalle el desarrollo forestal y la causa de la escasez hídrica.

Durante siglos, los pueblos más primitivos realizaban una cartografía rudimentaria, en donde se mostraba una flecha que indicaba la dirección de dos puntos. Estos primeros indicios, fueron los que posteriormente dieron lugar al mapa, una representación gráfica y métrica de una porción de territorio.

Siguiendo este principio, un grupo de estudiantes de quinto año de la carrera de geografía de la Universidad Alberto Hurtado construyeron una cartografía de la zona de Curapaillaco, en la comuna de Tirúa, ubicada en la región de Bío Bío en la zona sur de nuestro país. El propósito era levantar nuevos datos para identificar a las comunidades indígenas existentes, categorizar usos de suelos, cuencas, drenes y el uso y aprovechamiento del agua.

Para lograrlo los investigadores Simón Arce, Eduardo Carvajal, Aníbal León, Belén Navarrete, Francisco Parra y Karhen Pérez estuvieron cinco días en terreno en el sur de Chile apoyados por las gestiones del departamento de Geografía de la UAH, la Municipalidad de Tirúa, y las diversas comunidades Mapuche.

“Desde el primer momento tuvimos una buena acogida, predisposición a ayudar y una buena relación con las personas con las que nos involucramos”, dice Eduardo Carvajal.

Construir una representación cartográfica que permita identificar áreas óptimas de captación del recurso hídrico, considerando las características socioambientales, tuvo cierta complejidad. Según los alumnos, lo más difícil fue tratar de incorporar a nivel investigativo los saberes, inquietudes y cosmovisiones de la cultura Mapuche: “Pese a conocer y comprender su valor e importancia, somos ajenos y vivimos en un contexto donde no habitamos las mismas cosas. Por ejemplo, estuvimos en un sector evidentemente militarizado y eso, de una u otra forma, repercute en sus formas de vida, en lo que sienten y en los conflictos que esto acarrea”, dice Simón Arce.

Arce agrega que el tema del desabastecimiento del recurso del agua es muy complejo: “La incertidumbre que sufren estos habitantes es algo ajeno para nosotros en nuestra cotidianeidad, y poder plasmarlo en algo que ayude a solventar esta externalidad fue todo un desafío”, comenta.

Los resultados específicos de este trabajo fue una cartografía georeferenciada que evidencia la aptitud del territorio para el aprovechamiento del recurso hídrico y establecer nuevas cifras de consumo para actividades domésticas de la comunidad.

Las conclusiones fueron las siguientes:  la población consume un total de 5.584 litros (558 litros diarios por persona) y el consumo para actividades de ganadería es de 338 litros diarios.

Al analizar las cifras y contrastarlas se pudo concluir que cada persona  residente en la comunidad utiliza en promedio 558 litros x día y con una familia de 4 personas, este consumo sería algo así como 2400 litros diarios, sin embargo, si se compara con el consumo de agua diariamente de un eucalipto ésta cifra alcanza los 200 litros de agua. O sea, unos 12 individuos de eucaliptus consumen la misma cantidad de agua que una familia en Curapaillaco.

“El problema es que estamos hablando que en el sector, no hay sólo 15 o 20 eucaliptus, sino que  hay cientos y miles de hectáreas de plantación de monocultivos forestales, principalmente en manos de la empresa forestal MININCO, por tanto la afectación al acceso, cantidad y calidad del agua se ha hecho evidente. En este sentido, las comunidades reconocen y asocian que se han visto afectadas producto del desarrollo forestal”, explica Aníbal León.

TECNOLOGíA

Por otro lado, Belén Navarrete explica que el mapa se logró gracias a una  función del Sistema de Información Geográfica (SIG) QGIS, de uso libre. “El trabajar con QGIS y sus complementos, le dio al trabajo un enorme potencial, porque se puede implementar desde cualquier dispositivo móvil con conexión a Internet, siendo de mejor alcance que otro tipo de herramientas similares como Google Earth”.

El complemento utilizado por los alumnos lleva como nombre QgisCloud que permite desplegar una simbología de la información cargada con anterioridad, transformándose así en una gran herramienta para la contraparte técnica que en este caso es el Grupo Indígena de Mujeres “Nueva Esperanza” del Sector de Curaipallaco  y para la Municipalidad de Tirúa.

El mapa identifica las áreas óptimas para la captación del agua y los investigadores esperan que sea utilizado por la administración comunal, y grupos indígenas cuanto estimen pertinente. Contiene información sobre la cantidad de cuencas, también los drenes por los cuales potencialmente el agua podría alimentarlos, además de las comunidades indígenas inscritas en la CONADI, pero lo principal es la zonificación de toda la comuna en cuanto a la aptitud de sus suelos para la captación de agua. “Porque no sólo en Curapaillaco se está trabajando en la captación de agua, sino también en sector como Cuyel que inició un plan para tener agua potable”, concluye Eduardo Carvajal, jefe de grupo del proyecto.

Esta investigación fue dirigida por el académico de la Universidad Alberto Hurtado Manuel Fuenzalida, y es resultado del curso de Aprendizaje y Servicio que realiza la carrera de geografía en Tirúa.

Por Carmen Sepúlveda.

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