Por: Alejandro Pelfini, académico del Departamento de Sociología de la UAH.
21-04-2014
Este domingo 13 de abril falleció Ernesto Laclau, a quien podríamos incluir entre los pensadores latinoamericanos más importantes e influyentes del momento. No sólo por sus contribuciones al postmarxismo, al análisis del discurso y la ideología y a la teoría del populismo, sino también por sus recientes intervenciones en debates políticos en curso en Latinoamérica en torno al porvenir de los experimentos neoliberales y los liderazgos populares en la región.
Ya se ha escrito mucho en esta semana destacando su relieve. Se han recordado sus obras más notorias, desde Política e Ideología en la Teoría Marxista (original, 1977) hasta La Razón Populista (original, 2005) pasando por Hegemonía y Estrategia Socialista (escrito junto a su pareja Chantal Mouffe, publicado en 1985). También se ha destacado su último proyecto de intervención en la arena pública regional: la Revista Debates y Combates, que nació con el ambición de convertirse en una especie de New Left Review para América Latina. Puede ser entonces redundante resumir aquí sus planteos más importantes y comentar su obra a la manera de una entrada en Wikipedia. Mejor entonces poner luz sobre alguno de sus puntos más opacos y menos destacados. Me inclino aquí por uno de orden teórico y otro de orden político-práctico, pero que están más conectados de lo que parece a primera vista.
En primer lugar, quisiera discutir el usualmente destacado carácter deconstructivista de sus ideas, su supuesta ruptura con tradiciones canónicas, en suma, su carácter “post”, que puede tomar la forma postmarxista, postestructuralista, postmetafísica. Sin duda, Laclau ha hecho contribuciones centrales a la reformulación del concepto de hegemonía, al carácter discursivo y contingente de la realidad social y a una crítica de toda metafísica de la presencia. No obstante, uno no puede dejar de notar que a pesar de todas estas innegables “innovaciones”, Laclau siguió siendo siempre –para bien y para mal– un pensador de matriz hegeliano-marxista: ¿qué otra cosa se manifiesta en el concepto de antagonismo como fundamento de lo político que una concepción dicotómica de lo social? No serán ya las clases sociales identificables según la propiedad de los medios de producción los contendientes fundamentales en procesos de explotación y reconocimiento. Sin embargo, al fin de cuentas, el antagonismo y la lucha por la emancipación no son generalizados y desarrollados por múltiples actores en distintas y cambiantes posiciones, sino protagonizados básicamente por dos fuerzas: los de “arriba” y los de “abajo”, gobierno y pueblo/plebs, demandas populares y satisfacción o no de las mismas.
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