Los procesos de verticalización urbana o de construcción de torres de gran altura en nuestras ciudades no han dejado de agitar el debate público. Ya es parte del lenguaje popular el concepto de «guetos verticales», nacido a partir de las enormes torres que desde la década pasada caracterizan el paisaje urbano de comunas como Estación Central.
La construcción en altura, con grandes bloques de vivienda, surge durante el siglo XX gracias a nuevas técnicas y materiales de constructividad que lo facilitaron, y tuvo su origen en dos grandes acontecimientos: las propuestas estéticas y arquitectónicas del modernismo (principalmente expresadas por Le Corbusier) que concentraban espacios habitacionales y equipamiento, dejando así zonas de recreación y espacios verdes de mayor superficie; y cómo la posguerra en una Europa devastada buscó la solución habitacional de cientos de miles de familias en grandes conjuntos y bloques de vivienda masivos. La experiencia se replicó en Chile, donde connotados arquitectos vieron también en ello la solución al problema de la vivienda, respetando zonas verdes y recreación, y edificando propuestas que al día de hoy son objeto de estudio, como por ejemplo la villa Frei, en la comuna de Ñuñoa.
Cruzando al siglo XXI y observando las edificaciones localizadas en la comuna de Estación Central se observa una materialización distinta: dimensiones no aptas para familias, ausencia de espacios de recreación, alta densidad de edificación, etc. Estamos frente a una nueva forma de precariedad habitacional, centrada en viviendas de producción privada, localizadas en terrenos de alta demanda inmobiliaria y con gran impacto morfológico, político y social, dada la magnitud de cada edificación y el efecto sinérgico ante el total de torres construidas.
Así, es posible afirmar que el concepto de precariedad se ha ensanchado. Ya no sólo son precarias las viviendas sociales y los campamentos, sino que también lo son las torres de gran altura y densidad, bajo metraje por unidad y un entorno urbano deficiente.
Loreto Rojas, directora del Departamento de Geografía.
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