Pablo Salvat, académico Depto. Ciencias Politica y RRII, Universidad Alberto Hurtado.
Jose Carrasco. Periodista de medios opositores en los ochenta. No lo conocí. Como muchos quizá de Uds. lectores. Nos enteramos que fue ultimado después del fallido atentado al dictador.Pero no bastó un balazo, era necesario dispararle 13 tiros en su cabeza.
Acabamos de ver y escuchar los testimonios de don Feliciano Cerda, en la Red, hace muy poco.Un relato estremecedor. Él es un sobreviviente. Ni siquiera era militante.Fue un conejillo de pruebas de torturas en Tejas Verdes. ¿Era necesario torturarlo de esa forma tan cruel? ¿Era necesario taladrarle sus muelas por ejemplo? ¿Violarlo? ¿Era necesario?
¿Era eso un mal necesario para hacer confesar a un inocente? Y esos “magnos patriotas” torturadores pagados, “trabajando” protegidos por el poder cívico-militar de ese entonces.
Dígame lector qué le sucedió al matrimonio Prats. Sin armas. Sin enfrentamiento alguno, llegando a su casa en Buenos Aires, su auto fue hecho volar, y sus cuerpos salen despedazados.
¡Qué valiente el poder militar aquí y en Argentina! Pero no sólo ellos. Al parecer esto era insuficiente para el poder cívico-militar impuesto en Chile. También había que ponerle una bomba al auto de O. Letelier y su secretaria en el mismísmo EEUU.
No solo eso. Están aquellos chilenos y chilenas lanzados al mar, nunca más recuperados sus cuerpos. Suceso del cual sólo supimos por la profesora Marta Ugarte, que misteriosamente el mar quiso depositar en una playa del norte del país.
Amarrada con alambres a rieles de tren. Era el testimonio que faltaba para contrastar la constante negativa de las autoridades cívico-militares de esa época respecto a personas desaparecidas.
http://blogs.cooperativa.cl/opinion/derechos-humanos/20130830161104/chimpancizacion