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Villa Gildemeister, patrimonio inmaterial de la comuna de Quilicura

Danitza Mariani, egresada del Diplomado Gestión e Investigación del Patrimonio Cultural UAH, realizó una investigación de carácter patrimonial con el fin de preservar la Memoria Social de la Villa Gildemeister. Gracias al Fondo de Patrimonio Cultural, este trabajo se plasmó en una crónica ilustrada titulada “Los Villanos de Quilicura”.

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A finales de los años 50, Quilicura era un territorio principalmente agrícola compuesto por casas de adobe y paja. Sin embargo, en 1962 la estética de la comuna cambió con la instalación de un conjunto habitacional moderno que contó con adelantos técnicos que en esos años no eran propios de la comuna, como el sistema de calefón a gas licuado, el sistema de iluminación en sus calles y viviendas, el alcantarillado y el agua potable. Nos referimos a la Villa Siegfried Gildemeister, la primera villa de la comuna de Quilicura, que sin duda es parte del Patrimonio Moderno de nuestro país. 

Danitza Mariani, Asistente Social y egresada del Diplomado Gestión e Investigación del Patrimonio Cultural impartido por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado, realizó junto a Cristóbal Durán una investigación de carácter patrimonial con la finalidad de preservar la Memoria Social de la Villa Gildemeister, entendiendo a ésta como patrimonio inmaterial de la comuna, como un claro exponente de un barrio que contiene valores históricos, sociales y patrimoniales.

En ese sentido, Mariani destaca que “los pobladores de esta Villa, eran trabajadores de la empresa Cemento Polpaico, hombres provenientes del norte de nuestro país, en su mayoría obreros de las salitreras, los que se trasladaron a la capital del país en búsqueda de mejores alternativas de trabajo, debido a la decadencia de la producción salitrera iniciado en el año 1930”. Y agrega que “el origen pampino imprime y otorga un sello identitario propio, que reúne tipos de organizaciones (ejemplo Club de Rayuela), festividades (fiesta de la Challa), fortaleza organizacional, entre otras”.

La idea de la investigación fue propuesta por Danitza Mariani en el contexto del Diplomado Gestión e Investigación del Patrimonio Cultural, al respecto, nos cuenta que “si bien desde el año 2015 que me encuentro participando de distintos trabajos de investigación patrimonial, y en el 2016 curse mi primer diplomado en el área del patrimonio, debo señalar que haber desarrollado el diplomado en Gestión e Investigación del Patrimonio Cultural de la UAH, me permitió contar con una mayor solidez en lo metodológico y así, no solo enfrentar de una mejor manera el desafío de la investigación acerca de  la memoria social de la Villa Gildemeister, sino además poder elaborar una postulación que permitió que una vez finalizado el diplomado se postulara la investigación al Fondo del Patrimonio Cultural y se obtuviese los recursos necesarios paras su ejecución”.

Como nos cuenta la egresada del diplomado, este trabajo obtuvo financiamiento del Ministerio de las Culturas y el Patrimonio asociado al Fondo de Patrimonio Cultural, lo que permitió plasmar la investigación en una crónica ilustrada llamada “Los Villanos de Quilicura” que relata la historia de la Villa y su contexto. Este trabajo fue posible gracias a un proceso de construcción colectiva con los habitantes del lugar, debido a que, como señalan los autores en el libro, “el patrimonio arquitectónico y urbano de los barrios adquiere así una dimensión mucho más profunda, como el espacio íntimo donde se forja la identidad de un grupo de personas y familias que permite la cohesión social que se reproduce comunitariamente”.

En relación a la contribución de las investigaciones patrimoniales al bien común y al desarrollo de la sociedad, Danitza Mariani plantea que, desde la perspectiva del patrimonio local, “hoy en países como el nuestros observamos cada vez con más fuerza como las comunidades locales se visualizan como custodios y soportes de sus propias identidades. Lo que conlleva tanto a un proceso de resguardo producto de las amenazas de una globalización que arremete en una negación de la diversidad cultural y hace tremendamente relevante el trabajar sobre investigaciones que  favorezcan la protección de los espacios y lugares del presente, donde desarrollan su vida diaria y en los cuales han construido su identidad social”.

Finalmente, Mariani agrega que “en síntesis, el patrimonio arquitectónico y urbano de los barrios posee una dimensión mucho más profunda, entendida como el espacio íntimo donde se forja la identidad de un grupo de personas y familias que permite la cohesión social  que se reproduce comunitariamente. Esto cobra más fuerza aún en el contexto de las sociedades modernas, donde el individualismo gana espacio y se pierde el sentido de comunidad que anima toda existencia humana”. 

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